Vicente Segrelles nace en Barcelona (España)
el 9 de septiembre de 1940, en plena posguerra española.
Su infancia transcurre en un ambiente peculiar: su padre es aficionado
a la pintura y a los inventos, y su tío, José Segrelles,
goza de gran prestigio internacional como ilustrador y acuarelista.
Este ambiente influye en su ya innata pasión por el dibujo,
a la que dedica cualquier momento libre, y acaba de inclinarle hacia
la ilustración.

Pero por aquel entonces las cosas no son fáciles, y menos
para arriesgarse con una profesión tan poco segura como el
arte, así que a los catorce años ingresa en la Escuela
de Aprendices de ENASA, la fábrica de camiones barcelonesa
que produce los Pegaso. En la Escuela, una especie de bachillerato
enfocado hacia la especialización técnica, aprende
mecánica, dibujo técnico y materiales. A los diecisiete
años ya es delineante y pronto pasa al departamento de publicaciones
técnicas de ENASA, donde se realizan los catálogos
de instrucciones y piezas de recambio. Segrelles aporta nuevas ideas
al departamento, revolucionando el concepto artístico de
las publicaciones, y enseguida es mimado por sus superiores. De
todas formas, no es un trabajo que acabe de satisfacer a Segrelles,
enamorado de la ilustración, aunque le proporciona una gran soltura en
perspectiva, dibujo a pluma y otras materias que le serán
muy útiles en el futuro.
Paralelamente, Segrelles continúa su formación autodidacta
en dibujo artístico, al que dedica cualquier momento libre.
Experimenta con diferentes técnicas (acuarela, tinta china,
gouache, óleo acuarelado, etc.) y prepara muestras. En 1960
toma su primer contacto con la ilustración profesional a
través de Editorial Afha, para la que ilustra "La Odisea"
y "La Iliada" de Homero.

A los 23 años abandona finalmente ENASA y, a través
de un anuncio de prensa, ingresa en la agencia de publicidad Ruescas
McCann Erikson, en Barcelona, como especialista en figura y color.
Un año después, también a través de
un anuncio, se traslada a Zaragoza como jefe de estudio de otra
agencia de publicidad. Allí vive varios años, se casa
y tiene a la primera de sus dos hijas.
Pero su afición a la ilustración le mueve a buscar
nuevos campos y en 1968, por correspondencia, realiza para Editorial
Bruguera una colección de cromos e ilustra algunos libros.
En 1969 contacta con la agencia de dibujantes Selecciones Ilustradas
e inicia la colaboración con una serie de láminas
de armas del oeste. Conocer esta agencia es para Segrelles descubrir
un nuevo mundo, el de la ilustración internacional, y en
1970 decide por fin abandonar la publicidad y dedicarse a la ilustración
en exclusiva.

Retoma su colaboración con Ediciones AFHA, ilustrando libros
de divulgación durante varios años. Él mismo
escribe algunos de estos libros, ya que tratan sobre temas a los
que Segrelles es muy aficionado: inventos, barcos, aviones, armas,
etc. En 1974 decide acercarse a Barcelona y se establece en un pueblecito
costero cercano a la capital, donde nacerá su segunda hija
y donde reside actualmente. En 1976 y 1977 colabora con la reciente
revista barcelonesa INTERVIU durante 30 números, ilustrando
infinidad de sus artículos en banco y negro.

Mientras, continúa su carrera como portadista, primero para
Selecciones Ilustradas y más tarde para Norma Agency. Se
especializa en temas de fantasía y ciencia ficción,
aunque también toca otros géneros como los policíacos,
bélicos, de terror y del oeste. A mediados de los setenta,
reconocido ya en Europa, Segrelles entra en el exigente mercado
norteamericano donde sus portadas son cotizadas por las mejores
editoriales de los EEUU.
En 1980, atraído
por el cómic, Segrelles da vida a EL MERCENARIO,
un personaje que le reportará fama mundial desde su creación
para la revista Cimoc y que motivará los elogios del cineasta
Federico Fellini. Pintado al óleo y publicado en catorce
países, EL MERCENARIO revela toda la experiencia y las aficiones de Segrelles en forma
de un bellísimo cómic de fantasía a todo color.
Poco a poco los cómics van absorbiendo su trabajo y a principios
de los noventa abandona completamente las portadas para dedicarse
de lleno a EL MERCENARIO. En 1991 hace una incursión en el
terreno del humor realizando dos álbumes a pluma de un nuevo
personaje, EL SHERIFF PAT. Aburrido de la lenta técnica al óleo,
Segrelles empieza en 1998 a experimentar con el ordenador para crear sus cómics y, finalmente, incluye
imágenes realizadas con esta herramienta en el décimo
volumen de EL MERCENARIO, GIGANTES. Los siguientes volúmenes
de EL MERCENARIO, que alcanzan ahora el tomo 13 con EL RESCATE II,
han sido ya realizados únicamente con ordenador.
En 1999 publica un libro explicando todos los secretos de los profesionales
del dibujo y la pintura, que lleva por título CÓMO
PINTA VICENTE SEGRELLES. En verano 2004 apareció por fin la reedición
de la serie
completa bajo el propio sello del autor, con textos
revisados y los originales nuevamente digitalizados. Por otro lado,
Segrelles acaba de aventurarse en el mundo de la literatura para
niños con el cuento ilustrado
EL AGUA MÁGICA, que él mismo ha escrito
y que Ediciones B ha publicado en otoño 2004.
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En sus ratos libres, Segrelles suele modelar barro (desnudos,
un Mercenario a cuerpo entero, dragones) o hace maquetas, partiendo
de cero, de barcos, aviones o castillos, en los que todo o casi todo
funciona. Entre las maquetas que ha realizado se cuenta un avión Messerschmitt
109 de casi un metro de largo a partir de los planos del fabricante,
con sus cuadernas, su tren de aterrizaje retráctil con suspensión
en las ruedas y muchos otros detalles; el navío de Colón, la Santa
María, de 1,60m de altura, donde hasta los motones funcionan y los
cañones disparan; un dragón volador de madera completamente
articulado; una maqueta de más de dos metros cuadrados para trenes
eléctricos con castillo incluido; etc.
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